Healthy food is coming

Healthy food is coming

No puedo evitarlo, me gusta la serie Juego de Tronos. En esta seria hay una serie de reinos que luchan entre sí sin tregua mientras que poco a poco crece una amenaza externa, los “caminantes blancos”, que amenazan la subsistencia de todos esos reinos. Esta misma sensación, estoy convencido, la tienen hoy día los consejos de administración de las grandes empresas de alimentación procesada y ultraprocesada respecto de la llamada comida saludable o en inglés healthy food. Lo que hasta hace poco era un asunto más o menos marginal empieza a crecer como una ola, que diría Rocio Jurado, o quizás un tsunami.

Conceptos como sin procesar, vegetal, vegetarianos, veganos, paleo, comida real, ecológico, sin azúcar, sin gluten, sin grasas hidrogenadas, sin lactosa, integral y otros, de una forma u otra empiezan a instaurarse de manera significativa en los hábitos de consumo en toda Europa. Las etiquetas son escrutadas con lupa y a veces secciones enteras dejan de existir para este tipo de consumidor. Esto es ya una parte significativa del mercado y lo más relevante es que crece a dos dígitos por año.

Incluso las administraciones empiezan a mostrar cierta sensibilidad al legislar sobre hábitos saludables, quizás se han hecho las cuentas y es mejor invertir en salud que en sanidad. En cualquier caso, el asunto no es fácil, primero porque no existe una definición de lo que se considera comida saludable y por otro lado por los enormes intereses en juego. En cualquier caso, más que estar claro lo que es la comida saludable empieza a estar más claro lo que no es.

Las empresas que están fuera del foco de lo que se considera como saludable se están jugando literalmente su subsistencia en el corto y medio plazo y esto no es justo ni injusto es lo que es. Se siguen varias estrategias de defensa, pero la más patente es una inversión en marketing muy fuerte y sobre todo disfrazarse de saludable: fotos de sus productos junto a frutas y verduras, poner palabras como natural o integral, resaltar el componente saludable aunque sea minoritario en la composición, etiquetas con frutas y verduras, aunque en su composición sean marginales y a veces inexistentes, anunciar reducciones de elementos no saludables en su composición como azúcar, apoyar a fundaciones de nutrición, colocar en los pies de los anuncios en TV páginas web de alimentación saludable, etc. etc.

Algunos supermercados están siendo muy sensibles a este movimiento estratégico del consumidor y ejemplos de ello son Mercadona en España o Lidl a nivel Europa están cambiando a toda máquina su estrategia. Así están mejorando y ampliando la gama de alimentos frescos, abriéndose a innovación en alimentación saludable, mejorando su aprovisionamiento y sobre todo estando muy atentos a todo lo que ocurre en redes sociales. No solo es que una buena imagen de los alimentos frescos pueda es el mejor termómetro de la calidad de un supermercado, es que el consumidor espera suplir sus necesidades de alimentación saludable en sus lineales y el jefe es el jefe. Es resaltable que el primer salto de Amazon a distribución física se haya hecho en comida saludable, ecológica, con la compra de Wholefoods.

En cualquier caso, lo que parece estar fuera de toda duda es que en el corazón de lo que quiera que sea la comida saludable se encuentran las frutas y especialmente las verduras, y mejor si son ecológicas. Sobre las verduras se edificarán todas las líneas de comida saludable que van a cambiar para siempre, a mejor, como comemos.

cooperativa-vs-empresa-privada
Up Next:

Diez razones por los que conviene tener un proveedor que sea cooperativa

Diez razones por los que conviene tener un proveedor que sea cooperativa