Cómo caen los poderosos

“Cualquier institución es vulnerable a la decadencia. No importa lo grande que sea, no importa cuando haya conseguido, no importa lo lejos que haya llegado. No hay ninguna ley en la naturaleza que indique que los más poderosos se mantendrán indefinidamente en la cúspide. Cualquiera puede caer y la mayoría lo harán.”

Este párrafo extraído del libro “How the mighty fall” de Jim Collins resulta inquietante y hace que un cosquilleo recorra la nuca de cualquiera. Es importante notar que el libro se centra en como caen más que en por qué caen. Quizás una de las conclusiones más tremendas es que el germen la caída está en el propio éxito, bueno quizás más que en el éxito en sí en la gestión del éxito que hacen sus directivos.

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Se podría pensar que la competencia tiene mucho que decir en esto, pero hay otra frase que nos advierte en sentido contrario “El que su empresa exista, falle, perdure o muera, depende más de lo que se haga a sí mismo que de lo que el mundo le haga.” Así que no nos queda otra que asumir la responsabilidad de la caída. El libro indica 5 fases de caída, a saber:

1.    ARROGANCIA. Los directivos solo ven lo que quieren ver es decir se ponen las gafas de filtro de éxito y todo lo que no lo sea no lo quieren ver.

2.    BÚSQUEDA DESORDENADA DE MÁS. Más tamaño, más honores, más premios, al precio que sea. El desorden se instala.

3.    NEGACIÓN DEL RIESGO Y EL PELIGRO. Ahora las cosas empiezan a ponerse feas de verdad y lo peor es que no se reacciona. Solo con vivir un poquito de éxitos pasados, demonizar a la competencia e instalarse en la auto-complacencia. El caos.

4.    BÚSQUEDA ANSIOSA DE LA SALVACIÓN. Claro, con el ansia viva en el cuerpo y emborrachados de éxito se puede pasar a un salvase como se pueda cuando nos topamos con la tozuda realidad. No se sabe muy bien qué hacer si llamar a los que crearon el éxito, quizás jubilados, o echarse en brazos de un mesías. Mientras tanto la decadencia continua.

5.    CAPITULACIÓN ANTE LA IRREVELANCIA O LA MUERTE. Es la muerte o la vida como zombi, ya estás muerto, pero sigues caminando.

Este análisis de organizaciones tiene muchos paralelismos con lo que puede ser una gestión personal del éxito, sea lo que esto sea, y es que el éxito de una organización se construye sobre las contribuciones de sus empleados y especialmente sus directivos que pasan por un proceso similar.

El libro no tiene desperdicio y también resulta interesante porque hay esperanza incluso para las organizaciones que se encuentran en fase avanzada. Se puede volver de las catacumbas de la decadencia, aunque cada fase lo hace más difícil.

Quizás la mejor medicina sea intentar no caer en la fase 1 instalando una cultura adecuada en la empresa, una cultura donde la humildad sea un eje fundamental, no una falsa humildad, sino una humildad real que facilite el crecimiento personal, la lucidez y que los directivos se pregunten, como dice Druker, las preguntas de verdad: “¿Qué es lo que hay que hacer?, “¿Qué es lo mejor para la empresa?”, y que lo hagan y no se conviertan en el problema.

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