Los «suresteños»

Los «suresteños»

Hace unos días en una conversación informal hablábamos sobre “el sector”, que es el término con el que las personas implicadas en este negocio nos referimos al sector productivo hortofrutícola ubicado básicamente en las provincias de Almería, Granada y Murcia, geográficamente en el sureste español, y cuyos ciudadanos podrían denominarse “suresteños”. En esa conversación, como digo, volvió a aflorar una vez más ese sambenito de “la suerte que tiene el sector de estar donde está y de contar con los apoyos que cuenta”. ¿Suerte?

“El sector suresteño” se las arregla para producir entre el 40% y el 100% de las hortalizas europeas durante 5 meses al año, el porcentaje varía según producto y mes. En provincias como Almería, “el sector” aporta el 40% del PIB provincial. Dicho lo dicho, la pregunta que planea en el aire es la siguiente: si no es la suerte ¿quién es el responsable del éxito del “sector”? Unos lo achacan a la capacidad de la industria auxiliar por dotarlo de medios tecnológicos, genéticos y financieros, otros a la ventana productiva que provee a Europa durante el invierno, otros piensan que son las subvenciones, otros que …

En el sureste español se dan una serie de circunstancias a tener muy en cuenta en este análisis:

  1. No hay recursos naturales abundantes que explotar, es decir, ni buenas tierras de cultivo, ni agua, etc.
  2. No hay buenas comunicaciones que utilizar y las que hay son caras. Ir de Almería a Madrid en avión puede costar más que ir de Madrid a Nueva York. Ir en tren a Madrid es una odisea; mientras que desde Málaga son menos de dos horas y media en AVE, desde Almería son seis horas y media en un tren convencional. En siglo XIX había en Almería más kilómetros de vía férrea que hoy día. No andan mucho mejor Granada y Murcia en estos momentos.
  3. No hay una “industria” (entiéndase industria como un sector productivo que genera ingresos) constituida a raíz de agravios históricos, ni conciertos, ni fueros por batallas libradas hace siglos por los cuales haya que seguir resarciendo hoy.
  4. No hay una “industria” que explote los hechos diferenciales, que los hay como en cualquier otro sitio, que sirva de excusa para articular un chantaje económico.
  5. No hay una “industria” de la capitalidad de Estado ni regional que drene recursos de las provincias que no son capital. En el caso de las suresteñas Granada y Almería no son capitales de provincia y además están muy lejos de los centros de poder capitalinos del Estado y de las autonomías. Si hablamos de Murcia, es una autonomía uniprovincial y no tiene otras provincias a quien “drenar”.
  6. No hay cultura de la reivindicación ni tampoco una cultura de poner en valor un sector clave que podría poner en jaque a todo un continente. Desde los propios ciudadanos de a pie, las empresas, pasando por sindicatos, políticos, etc. los suresteños suelen estar resignados a que su suerte dependa sólo de ellos.
  7. “El sector” no está organizado eficazmente en una suerte de lobbies capaces de impedir que sus productos sean moneda de cambio en negociaciones con países terceros. Tampoco es capaz de incluir en la factura de las hortalizas los sobrecostes derivados de cambios tecnológicos que salieron mal, de malas cosechas en un año dado o de si cuesta más producir berenjenas a las doce de la noche que a las nueve de la mañana, como sí hace, por ejemplo, el poderoso lobby energético.
  8. Las subvenciones son prácticamente inexistentes, las hortalizas que se producen en OPFH reciben el 4,1 % del valor, un tipo de ayuda muy limitado pero importante cualitativamente para dinamizar “el sector” pero no para considerarlo mínimamente como un sustento. Nada que ver con las ayudas a otros sectores como el automovilístico con sus planes renove que todo el mundo aplaude.
  9. El agricultor suresteño se resiste a ser aparcero, temporero o jornalero de privados o fondos de inversión y escoge como principal forma de empresa la cooperativa, que ni se compra ni se vende.

Llegados a este punto, si hubiese que identificar el aspecto principal sobre el que sustentar el éxito del sector suresteño, ¿cuál sería? El principal factor de este éxito colectivo y diferencial es LA CAPACIDAD DE EMPRENDIMIENTO DEL AGRICULTOR SURESTEÑO.

Se emprende sin subvención, con enormes incertidumbres, empeñando el patrimonio propio, compitiendo a degüello con otras zonas productoras y sobretodo y lamentablemente contra nosotros mismos. Si va mal nadie vendrá a ayudar. Papá Estado no acudirá solícito, ni habrá solidaridad inter autonómica simétrica o asimétrica, la poca que queda es tendente a cero.

Se emprende por supervivencia, no como una opción, y es ese emprendimiento vital, rabioso y descarnado, sabiendo que ésta podría ser tu última campaña, la riqueza principal del sureste sobre la que se construye todo lo demás.

 

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